4. "Purpurina"

Identidad sexual o identidad de género

A pesar de que la identidad de género se desarrolla con más fuerza durante la adolescencia, muchas personas tienen muy claro desde la infancia que su sexo sentido no coincide con su sexo biológico. En edades tempranas, es fundamental una familia o grupo social que apoye y respete sus decisiones y les deje actuar libremente según qué les haga más felices. También es importante respetar sus decisiones - si por ejemplo quieren que se les llame de otra forma. No te preocupes si es la primera vez que vives una experiencia cercana al paraguas trans*, podéis recorrer este camino de la mano. A estas edades es también importante una comunicación fluida, efectiva y tolerante entre el ámbito escolar y familiar.

Que no cunda el pánico si no conocemos a fondo al colectivo trans* y todos sus términos. Lo primero, es información que puedes encontrar fácilmente revisando bibliografía o escuchando testimonios de personas trans en internet, libros o podcasts. Lo primordial de estas páginas es la idea de abrazar la diversidad como algo positivo y debilitar la idea del género como algo inmutable o limitante.

Su término seguido de asterisco TRANS*, surgió como propuesta entre la población joven como forma de evidenciar la importancia de la diversidad de las personas trans*. Resulta, que si escribimos una palabra con asterisco en un buscador de internet, nos lleva a todas las palabras que incorporan dicho prefijo. De esta forma, se visibiliza la heterogeneidad del colectivo y deja fuera la idea de que todas las personas trans se identifican con un mismo discurso.  

Algo que he aprendido recientemente - y que creo muy cierto - es que tenemos (como personas adultas) mucha tendencia a intervenir y muy poco cultura de observar. Muchas veces, a pesar de que lo que vivamos con nuestra criatura diste mucho de nuestra propia experiencia, la infancia solo necesita tiempo y espacio. No hace falta que hagamos nada, no tenemos que intervenir, que opinar, que "meternos en todo". Es interesante sentarnos y reflexionar si realmente están "pidiendo ayuda" o solo quieren transitar etapas con nuestra compañía. 

Otro debate que suele surgir cuando hay discrepancias entre género y estereotipos es si debemos ponerle una ETIQUETA. ¿Es mi hijo trans?, ¿mi niñe se identifica como no-binarie?, ¿deberíamos usar otros pronombres?, ¿mi hija querrá tomar hormonas? Volvemos a lo mismo: ¿para qué queremos ponerle nombre?, ¿para intervenir?, ¿quién necesita una etiqueta; tu criatura o tú?, ¿esta situación le está generando malestar?, ¿es malestar porque falta de apoyo o recursos o porque verdaderamente necesita intervención externa?, ¿hemos probado a preguntárselo en vez de sacar conclusiones?.

Con las ETIQUETAS siempre hay debate. Os voy a dejar aquí mi opinión personal - que no es universal ni la única correcta. Lo que no se nombra, no existe. Las etiquetas son necesarias porque permiten colocar en el imaginario colectivo y en la sociedad una realidad. Permite que las personas se encuentren, se organicen, se sientan representadas y arropadas, ¡resulta que no estás sola! Y esto aplica para absolutamente todo: llevamos toda la vida pensando que nuestros males son individuales cuando la mayoría de las cosas que nos pasan tienen origen social y alcance colectivo. Y es muy sanador darse cuenta. Dicho esto, tenemos derecho a encontrar nuestra propia etiqueta (una que describa lo que sentimos, que nos haga sentir parte de una comunidad y nos de sensación de pertenencia), pero nadie tiene derecho a colgarnos una. Aunque sea una muy certera. Tu etiqueta es tuya y puedes decidir con quién compartirla.

No olvidemos que la construcción del género es algo social y está enmarcado en un contexto cultural. En países como India existen los hijras (tercer género) y desde el año 2014, está reconocido el derecho de toda persona a "elegir su género". Esta población, así como muchos otros ejemplos alrededor del mundo, evidencian la diversidad cultural frente al binarismo absolutista de Occidente. 

Recuerda que identidad, orientación y expresión de género no es lo mismo ni está necesariamente relacionado. Puede que a tu hijo le guste pintarse las uñas y ponerse collares y eso solo significa que le gusta el esmalte y las joyas (no se puede decir por eso ni que se sienta niña ni que sea homosexual). Que con estas cosas siempre hay revuelo. 

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