1. "Al agua patos"
Genitalidad y masturbación
Todas las personas tenemos un cuerpo, no obstante, los genitales siguen siendo un tema "escondido" e invisibilizado en nuestra sociedad. Tanto es así que siguen denominándose de cientos de maneras diferentes pero pocas veces por su nombre real. Además, las ilustraciones de referencia para la infancia suelen ser las figuras anatómicas de los libros de texto o las imágenes de internet. Ambas tienen en común que no suelen mostrar cuerpos reales sino estereotipados. La idea de esta historia es ofrecer la oportunidad de conocer su propio cuerpo y entender que no existen unos "genitales modelo" a los que hay que asimilarse, sino que todos son igual de bonitos e importantes. También, que, como el resto del cuerpo, los genitales cambian en las diferentes etapas de la vida. Ya que te pones a hablar del cuerpo - no quisiera yo que la avaricia rompa el saco - es un buen capítulo para reflexionar sobre la validez de los cuerpos por el hecho de que nos permiten vivir. Es muy importante inculcar valores de aceptación corporal desde la infancia e intentar evitar comentarios sobre la belleza y la apariencia superficial.
Si os apetece, podéis repasar y profundizar un poco más sobre anatomía. ¿Qué partes tiene la vulva? ¿y el pene?, ¿sabemos localizar cuántos agujeros tenemos y para qué sirve cada uno?, ¿localizamos y sabemos cuál es la función del clítoris? También podéis hablar de lo importante que es tener una buena higiene y que los genitales se lavan solo con agua (y no con jabón). (Para las personas adultas también aplica).
La masturbación, como fuente de placer y resultado de la autoexploración, es una práctica común desde los primeros meses de vida. También, probablemente, uno de los placeres más perseguidos de la historia (¿a quién no le han dicho que masturbarse produce ceguera y que las niñas que se masturban son unas guarras?). Puedes aprovechar este capítulo para reforzar que es una práctica positiva que nos permite conocernos mejor pero que es imprescindibles enmarcarla en momentos de privacidad (el baño, su habitación). No es tan complicado como parece: durante los primeros años de vida, la infancia organiza el mundo de forma mucho más racional que las personas adultas. Si les enseñas que la calle solo se cruza en verde, solo cruzan en verde. Así que (en principio), no es difícil que aprendan que la cocina es para cocinar, el comedor para comer y la habitación (o dónde les indiquéis para masturbarse). Ligado a este tema, se pueden introducir conceptos como la privacidad, el consentimiento y las zonas privadas. También la importancia de llamar "a cada cosa por su nombre" como forma de potenciar una comunicación efectiva y una política de "no secretos" con ciertos temas. Vamos con ello, sigan leyendo.
La palabra "masturbación" nos suele parecer (desde el punto de vista adulto) un poco "fuerte". Puede que la tengamos asociadas a pornografía o a escenas sexuales no aptas para menores - afortunadamente nuestro imaginario y el suyo no es el mismo. Muchas veces, intentamos abordar el tema de forma "adaptada" y evitamos utilizar palabras "clave" (y con clave me refiero a llamar a cada cosa por su nombre). Imaginaos que, para evitar incomodidades, lo llamamos "hacerse cosquillas". Un día vuelve nuestra hija del colegio y nos dice que subiendo en el ascensor ha visto al vecino del cuarto. Nos cuenta también que prefiere no verle porque a veces en el ascensor le hace cosquillas. ¿Nos saltarían las alarmas? ¿Le diríamos que "no pasa nada", que lo hace "para reirse un poco" y ya está? Por eso es importantísimo que las cosas tengan nombre. Además de para evitar abusos, hablar con claridad ayuda a la infancia a ordenar un mundo que todavía están descubriendo.
Por último, si valoras que pueden entenderlo, podéis hablar del binomio hombre-mujer (pene-vulva) para explorar que hay personas con los genitales definidos de otra forma (personas intersexuales) y que los genitales no delimitan el género. Es decir, hay mujeres con pene y hombres con vulva, al igual que personas que no se categorizan en ninguno de estos grupos al margen de su genitalidad.
Y ahora lo último de verdad, ¿reconoces qué tiene nuestra protagonista en su oreja izquierda? Ese dispositivo se llama "implante coclear". Es un dispositivo para las personas con sordera severa que estimula el nervio auditivo y les permite oír. Existen muchos tipos - desde los audífonos (que amplifican el sonido) hasta los implantes, que requieren una intervención quirúrgica para su colocación. En España existen unas 14.500 personas con implante coclear, de las que el 40% son menores.

